Carácter Saturnino

Según Hipócrates, el famoso médico del S. V a.c. el cuerpo humano contiene cuatro humores o sustancias fluidas, básicas: la sangre, la flema, la bilis amarilla y la bilis negra. Del equilibrio existente en el cuerpo entre estos cuatro elementos depende la salud. Igualmente, del mayor o menor predominio de una de estas sustancias se derivan los distintos tipos de temperamento que pueden darse entre las personas. Y así, el predominio de la sangre da lugar a tipos sanguíneos, es decir apasionados; el predominio de la flema genera personas flemáticas; de la bilis amarilla, temperamentos coléricos, y si lo que abunda en demasía es la bilis negra la persona adquiere un carácter melancólico.
Sería algo más tarde Aristóteles el que estableció una relación directa entre el temperamento melancólico y una especial predisposición al desarrollo de la sensibilidad y el talento artístico. Pero ya que la bilis negra es un humor peligroso en demasía, igual que daba lugar a estados de extraordinaria creatividad, también provocaba situaciones de fuerte depresión y ansiedad, porque al fin y al cabo, la melancolía es un estado de embriaguez en la propia tristeza. En conclusión y según los pensadores clásicos, los artistas, habrían nacido bajo el signo de Saturno, el planeta de los melancólicos y solitarios, de los soñadores y artistas. Y como tales fueron considerados desde entonces como personas excéntricas, extrañas y singulares porque lo mismo se elevaban a las alturas de la genialidad como rayaban en la locura.
Desde entonces el tratamiento del temperamento artístico ha seguido otros estudios y planteamientos, y así lo que antes se llamaba temperamento melancólico ahora se llama neurótico, pero tanto desde la psicología histórica, como desde el análisis psicoanalítico moderno, al artista en general se le ha seguido considerando un elemento de estudio porque ha seguido manifestando ese mismo temperamento saturnino, mitad genio, mitad loco, que dista tanto del de una persona normal.

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