EL PROGRAMA CONDUCTISTA

PRESENTACIÓN HISTÓRICA DEL CONDUCTISMO Y CARACTERÍSTICAS.En 1913, John Watson lanzó la revolución conductista, afirmando que el tema de estudio adecuado de la psicología no era el funcionamiento de la mente sino el examen de la conducta objetiva y observable. Basándose en estudios fisiológicos, propuso que todas las actividades psicológicas podían explicarse comprendiendo los reflejos que se establecen en las porciones superiores del sistema nervioso. Esta era una psicología molecular, pura y simple, que iba de lo particular a lo general.
Watson rechazaba gran parte del programa de la psicología tradicional y casi todos su métodos: no más sensaciones o intenciones, a partir de entonces, sólo era pertinente la observación de la conducta manifiesta. La descripción y explicación de los estados y contenidos de la conciencia debía ser reemplazada por la predicción y eventualmente el control de la conducta. Los términos mentalistas quedaban expulsados del vocabulario del psicólogo.
Toda una generación de científicos se formó en esta órbita: Clark Hull, B.F. Skinner, Kenneth Spence, E.L. Thorndike contribuyeron a asegurar que entre 1920 y 1950 la psicología en los Estados Unidos fuera conductista. Acá podemos hablar de una ruptura entre las posiciones anteriores y las ya mencionadas aceptadas por la comunidad científica del momento. Una autoridad tan eminente como el New York Times declaraba en 1942 que el conductismo había inaugurado una nueva época intelectual del hombre. La ruptura se había dado con respecto al método científico implementado anteriormente a esta revolución: la introspección, vale decir, la autoreflexión de un observador bien adiestrado acerca de la naturaleza y decurso de sus propias pautas de pensamiento. Aunque esta introspección fue sugestiva, no generó esa acumulación de saber que es decisiva para toda ciencia. El introspeccionismo, entonces cayó bajo su propio peso y fue derribado agresivamente por el programa de investigación que en ese momento lo superó.
Un elemento decisivo del canon conductista era la supremacía y el poder determinante del medio. Consideraban que los individuos no actuaban de la manera en que lo hacían a raíz de sus propias ideas y propósitos, o porque su aparato cognitivo poseyera ciertas tendencias estructurantes autónomas, sino que operaban como reflectores pasivos de diversas fuerzas y factores presentes en el medio. Se postularon los principios de condicionamiento y refuerzo para describir cómo se producía el aprendizaje. Los conceptos, por ejemplo, según la tradición clásica descripta anteriormente, se adquirirían a través de cadenas asociativas simples entre un estímulo y una respuesta.
– EL NÚCLEO CENTRAL DEL PROGRAMA CODUCTISTA.
El núcleo central del conductismo está constituido por su concepción antimentalista. Es la versión más cruda del asociacionismo. Situado en la tradición asociacionista que nace con Aristóteles, el conductismo comparte la teoría del conocimiento del empirismo inglés, cuyo exponente es Hume, quien postuló que el conocimiento humano está constituido exclusivamente de impresiones recibidas a través de los sentidos (Carpio, l977). Las ideas que se forman de esas impresiones son copias que recoge la mente y que perduran una vez que desaparecen las impresiones. El conocimiento se alcanza mediante la asociación de ideas según los principios de semejanza, contigüidad espacial y temporal y causalidad. Estos son los principios básicos del pensamiento en el empirismo de Hume. Con diversas variantes, todos los conductistas se basan en estos principios para la descripción y explicación de la conducta humana y animal (Crystal, 1971).
Dado que inicialmente somos, según el conductismo, una "tabula rasa" y todo lo adquirimos del medio por mecanismos asociativos, reforzados por la recompensa y el castigo, es lógico que esta teoría tomara como área fundamental de estudio el aprendizaje. La estructura de la conducta es una copia de las contingencias o covariaciones ambientales.
Analicemos la concepción antimentalista de este programa. No es que nieguen la existencia de la mente, sí rechazan el uso de la introspección. El estudio científico debe ser llevado a cabo, como fue presentado anteriormente, a través de métodos objetivos, es decir, índices conductuales. La mente, de existir, es necesariamente una copia de la realidad, un reflejo de ésta y no al revés. Este es el principio de correspondencia que también sería uno de los rasgos nucleares del conductismo. El control de la conducta reside en el medio: se considera que el aparato mental es un sustituto interno de las contingencias del ambiente.
Otro rasgo importante de esta corriente es el anticonstructivismo, por lo cual el sujeto es pasivo, sujeto a una reacción estímulo-respuesta, simple y atomista. Se define al aprendizaje como "cambio de la conducta" e implica una conducta por parte del sujeto como respuesta al estímulo dado (Bayés,1980). El principio motor de la conducta está fuera del individuo. El aprendizaje siempre es iniciado y controlado por el ambiente y se realiza por asociación.
Este enfoque simple, que desprecia las diferencias individuales – el conductismo establece la equivalencia entre todos los organismos de una misma especie (todas la "tabulas rasas" se parecen) – se complementa bien con la teoría clásica de los conceptos, donde el conjunto de atributos definen en forma demarcativa y diferencia un concepto de otro, lo cual como ya vimos, no es tan simple en la psiquis humana.
– LA CRISIS DEL CONDUCTISMO.
A pesar de disponer de un núcleo teórico y metodológico común, consistente en un antimentalismo y asociacionismo psicológico, y una concepción positivista del método científico, el conductismo fue incapaz de elaborar la teoría unitaria del aprendizaje que buscaba.
Este programa dejó de ser progresivo, en la terminología de Lakatos, siendo incapaz de predecir hechos nuevos, sino incluso de explicar las múltiples anomalías que en el curso de sus experimentos sobre condicionamiento iban surgiendo. En estas condiciones, el programa conductista se hallaba escasamente preparado para afrontar la irrupción de un nuevo enfoque psicológico: EL PROCESAMIENTO DE LA INFORMACIÓN.
Como vemos, los excesos en que incurrió el introspeccionismo a principios de siglo fueron reemplazados, a su vez por los excesos del conductismo de la primera parte del siglo XX.
4 - LA REVOLUCIÓN COGNITIVA.
A mediados del siglo XX se hallaban en camino de ser develados dos de los mayores misterios de la época antigua: la naturaleza de la materia física y de la materia viva. Pero aún debía alcanzarse una elucidación semejante para un tercer misterio que también fascinó a los antiguos: el enigma de la mente humana. (Gardner, 1996) Aquí comienza un camino que data de épocas antiguas, de ideas innatas, que asociamos con los griegos. Ya a comienzos de la Edad Moderna, Descartes se presenta como el antecedente filosófico de la ciencia cognitiva, quien otorgó un lugar de privilegio a la mente, la cual concebía las ideas de los individuos (Carpio, l974). Como vemos, este interés por el estudio de la mente no es tan reciente, sin embargo, se vio retrasado por diferentes causas que veremos a continuación.
El lanzamiento apropiado de una ciencia de la cognición fue impedido por diversos factores, desde el auge del conductismo, como ya hemos visto, a causas presentadas por otras escuelas filosóficas como el positivismo, el fisicalismo, el verificacionismo, que descartaban toda entidad (como un concepto o una idea) que no pudiera ser fácilmente observable y mensurable.
Por otro lado, y no menos interesante, la situación política mundial ejerció un efecto inhabilitante sobre la ciencia. En primer lugar, la comunidad científica europea fue desgarrada por el auge del totalitarismo, y en cuanto a los Estados Unidos, se le pidió que dejara de lado sus programas teóricos a fin de contribuir al esfuerzo bélico. Es así como se produce la revolución tecnológica impulsada por las necesidades bélicas de la Segunda Guerra Mundial, dando como resultado un perfeccionamiento en el uso de las computadoras y la apertura del nuevo mundo científico abierto por "las ciencias de lo artificial".
El año 1956 suele concensuarse como fecha de inicio de la nueva psicología cognitiva. Ese año se publicaron algunos de los trabajos fundacionales del nuevo movimiento que ayudaron al triunfo de la revolución.
Por ejemplo, las ideas de la Teoría de la Comunicación sostenían que los seres humanos tenemos capacidades de recepción de información a través de "canales". En ese año Miller publica su artículo "El Mágico Número Siete" donde explica nuestra capacidad para procesar información precisamente gracias a esos canales. También aquel año Chomsky daba a conocer sus ideas sobre la nueva lingüística, basada en reglas formales y sintácticas, próximas a las formalizaciones matemáticas (Lyons,1977). Además de otros autores como Newell y Simon, quienes presentaron un programa de ordenador capaz de hacer la demostración de un teorema. Comienza aquí la marcha de la inteligencia artificial.
La invención de la computadora contribuía a resolver el clásico problema de la relación mente- cuerpo: software o soporte lógico y hardware o soporte técnico. Era clara la analogía con el sistema humano y los procesos de pensamiento. Los seres humanos, al igual que las computadoras, albergaban programas y era posible invocar el mismo lenguaje simbólico para describir los programas de ambas entidades. Por ejemplo, se puede concebir un programa alimentado con conceptos de una de las teorías probabilísticas mencionadas: el ejemplar. Estos sistemas simbólicos son entidades materiales capaces de procesar, transformar, elaborar y manipular símbolos de diversas especies.
Como vemos, al núcleo antimentalista del programa conductista se le opone el núcleo mental del nuevo programa que analizaremos a continuación.
4.1 – EL PROCESAMIENTO DE INFORMACIÓN: AUTORES
REPRESENTATIVOS.
La psicología cognitiva refiere la explicación de la conducta a entidades mentales, a estados, procesos y disposiciones de naturaleza mental. De acuerdo a esta definición de psicología cognitiva, no sólo entraría el procesamiento de información, sino el constructivismo de autores como Piaget y Vygotski. He recortado el objeto de estudio al primero por una cuestión de extensión en el análisis. Sin embargo, cabe aquí mencionar que todos ellos coinciden en que la acción del sujeto está determinada por sus representaciones. El procesamiento de información en su versión fuerte propone que estas representaciones están constituidas por algún proceso de cómputo.
La concepción del ser humano como procesador de información se basa en la aceptación de la analogía entre la mente humana y el funcionamiento de una computadora. Se adoptan los programas de una computadora como metáfora del funcionamiento cognitivo humano ya que ambos, mente y computadora, procesan información.
Según esta idea, el ser humano y la computadora, son sistemas de propósitos generales equivalentes, que intercambian información con su entorno mediante la manipulación de símbolos. Ambos son sistemas cognitivos cuyo alimento es la información; y aquí ésta tiene un significado matemático muy preciso de reducción de la incertidumbre.
Tanto Chomsky, como Fodor, dos cognitivistas cabales, por ejemplo, han intentado representar en forma matemática y precisa este contenido abstracto de nuestro aparato mental. Chomsky, por un lado, se ha explayado en su concepción sintáctica de la estructura profunda del lenguaje. Fodor, por otro lado, postula que las actividades cognitivas se constituyen en la manipulación de los símbolos o representaciones mentales, entidades abstractas, que no mantienen ninguna relación configuracional con las entidades que denotan. Fodor cree en la existencia de un "lenguaje del pensamiento" y afirma que lo que debe hacer una teoría de la mente consiste en caracterizar este lenguaje. Este autor explica que si los procesos mentales son computacionales, debe haber representaciones en las cuales se ejecuten tales computaciones. Así también, postula el carácter innato de este lenguaje del pensamiento: las personas nacen con un conjunto completo de representaciones en el cual pueden acuñar toda nueva forma de información que emerja de su experiencia en el mundo, es por eso que, según Fodor, los lenguajes naturales son fáciles de aprender.
Tanto Fodor como Chomsky, entonces, postulan que el individuo viene equipado con un dispositivo bien especificado y construído de manera tal que permite el aprendizaje de información nueva.
4.2 – DESCRIPCIÓN DEL PROGRAMA DEL PROCESAMIENTO DE
INFORMACIÓN.
Siguiendo a Lakatos en la descripción del programa de investigación de este enfoque cognitivo, en el paso del conductismo al procesamiento de información, se han introducido cambios radicales en cuanto al núcleo mentalista, así también como en su cinturón protector.
Así como el conductismo se centraba en el estudio del aprendizaje mediante teorías basadas en el análisis de los estímulos y las respuestas, el procesamiento de información, en la medida en que se ocupa del estudio de las representaciones, ha generado ante todo teorías de la memoria. La propia metáfora computacional a la que ya nos hemos referido, conduce necesariamente a considerar la memoria como la estructura básica del sistema de procesamiento.
Las ideas reduccionistas del conductismo se reemplazan por procesos cognitivos causales. En lugar de posiciones ambientalistas, el procesamiento de información defiende la interacción de las variables del sujeto y las variables de la tarea o situación ambiental a la que está enfrentado el sujeto. Por último, el sujeto del conductismo, pasivo y receptivo, se convierte en un procesador de la información que busca y reelabora activamente información. Además, los procesos cognitivos son descomponibles en unidades u operaciones más simples.
Otro elemento importante en la descripción de este programa - aunque actualmente debatido en su contundencia y sobre el cual no voy a realizar crítica adversa por una cuestión de magnitud, lo cual, aunque importante, excedería el propósito de este trabajo -, es la idea que tanto los programas de las computadoras y el funcionamiento cognitivo humano están definidos por leyes sintácticas, como ya fue mencionado cuando se hizo referencia a Noam Chomsky. Estas leyes se ocupan de determinar las reglas mediante las que estas unidades se agregan hasta constituir procesos complejos. Esto significa, y aquí lo discutible, que tanto el ser humano como las computadoras están concebidos como sistemas lógicos o matemáticos de procesamiento de información, constituidos exclusivamente por procedimientos formales. Esta naturaleza sintáctica del sistema queda reflejada en su definición como un procesador de propósitos generales: la lógica computacional es suficiente por sí misma para representar cualquier conocimiento.
En cuanto a la "intencionalidad" del sujeto, en este sistema de procesamiento no hallamos propósitos ni intenciones, únicamente la satisfacción de ciertas condiciones que dispara la búsqueda de ciertas metas. Se caracteriza por remitir la explicación de las acciones y representaciones del sistema a entidades mentales tales como la memoria a largo plazo, filtros atencionales, capacidades de procesamiento limitadas, etc. Al no admitir la intencionalidad, el procesamiento de información no puede asumir la subjetividad de los estados mentales, aquí encontramos una limitación en el programa dado que la intención en el ser humano es primordial en el proceso de aprendizaje.
Siguiendo la línea crítica con respecto a este programa, podemos agregar que es improbable que el procesamiento de información pueda dar cuenta de estados mentales ya que éstos tienen un carácter semántico y todos los procesos postulados son de carácter sintáctico. Además, no puede explicar el origen de las estructuras de conocimiento que determinan la conducta de los sujetos. Aquí está su paradoja, por un lado, afirma que los sujetos construyen su propio conocimiento a partir de estructuras y procesos cognitivos, pero no explica cómo se efectúa la construcción de esas estructuras y procesos iniciales.
De esta manera, el procesamiento de información puede explicar cómo actúa el sujeto ante una tarea de decisión léxica, atribuyéndole ciertas estructuras de memoria semántica, pero no puede explicar cómo se han adquirido los conocimientos almacenados en la memoria semántica.
Otro elemento importante en el programa es el asociacionismo, diferenciado del asociacionismo conductista en cuanto a que el primero es computacional: con una extraordinaria capacidad de cómputo posibilitada por la cibernética. Otra paradoja aquí es que la computadora se presenta como un espejo de la mente sin tener mente. La memoria semántica está constituida por redes asociativas. Una computadora manipula información, no significados y ésta se mide en términos de probabilidad matemática o de reducción de la incertidumbre. Los significados necesitan una mente que los interprete, por lo tanto, lo que el procesamiento de información puede hacer es ocuparse de señales, o sea, de signos vacíos, no de signos, de significantes portadores de sentido. Haciendo un paralelo con el programa anteriormente descripto, desde un punto de vista semántico, los símbolos con los que opera una computadora son equivalentes a la campana de los célebres experimentos de Pavlov: señales que "disparan" acciones; noson vehículos de conocimiento ni de comprensión.
Ante todo lo presentado, queda claro que el procesamiento de información en su forma cibernética: la inteligencia artificial, no puede dar cuenta de procesos de aprendizaje o formación de conceptos, tema subyacente de este trabajo de análisis comparativo.
La imposibilidad del asociacionismo para proporcionar una teoría del aprendizaje lingüístico ha sido reconocida por diversos autores. Mencionaremos aquí nueva y brevemente a Noam Chomsky y a Jerry Fodor, quienes postulan el innatismo como única explicación ante los procesos de aprendizaje. Fodor, por ejemplo, considera que la idea de una teoría de un aprendizaje de conceptos es inicialmente confusa y que no se puede explicar la aparición de significados nuevos. Como el sistema es incapaz de generar nuevos primitivos semánticos, todos los significados han de ser innatos, a la espera de ser "fijados" o "descubiertos". ¡Volvemos aquí a las ideas innatas de Platón!
Los procesadores computacionales, entonces, no aprenden, sino que se limitan a descubrir el conocimiento que siempre ha anidado, oculto en ellos. Según el procesamiento de información, no construímos significados, simplemente lo reconocemos y lo "activamos".
Como ya ha sido mencionado anteriormente, el tema de la adquisición de conceptos es extenso, así como lo es también el tema de la psicología cognitiva. Por motivos de extensión no vamos a mencionar otros autores, que si bien son importantes, su presentación excedería el objetivo del presente trabajo. Queda por destacar, sí, la importancia de las investigaciones en el campo de la ciencia cognitiva, que día a día aumentan en cantidad y calidad.
Para finalizar, mencionaremos reflexiones de Pozos con respecto a la diferencia del programa conductista y el procesamiento de información en su versión computacional. De acuerdo con Pozos (1997), la imposibilidad de proporcionar una teoría del aprendizaje por parte del procesamiento de información, se origina en el propio núcleo conceptual del programa, que, según el autor mencionado, a pesar de su apariencia revolucionaria, continua con la tradición del conductismo. Aquí podríamos concordar, ya que realmente, ambos programas son netamente mecanicistas. Pozos afirma que el programa no es progresivo y que sus limitaciones son las que precisamente aquejaban al conductismo.
En cuanto a limitaciones se refiera, es interesante mencionar lo que ha sido denominada la "paradoja computacional". Irónicamente, la aplicación rigurosa de los métodos y modelos extraídos del ámbito computacional ha llevado a los científicos a comprender en qué aspectos los seres humanos no se asemejan a las computadoras. Esto no significa, por supuesto, que no haya procesos cognitivos semejantes a los de las máquinas cibernéticas; pero significa que la concepción lógica y racional sobre la cognición humana no describe en forma apropiada gran parte del pensamiento y la conducta de los hombres.
La ciencia cognitiva puede seguir adelante, pero surge el interrogante de si debemos buscar modelos más verídicos del pensamiento humano. Así, la ciencia cognitiva se encuentra ante un desafío y se espera de ella que logre una articulación entre los aspectos computacionales, los aspectos cognitivos del lenguaje y la percepción, los antropológicos y los neurocientíficos, tarea vasta para los años por venir.
CONCLUSIÓN.
En los últimos siglos dos temas importantes han aparecido recurrentemente en la filosofía. El primero se refiere a la tensión entre racionalistas y empiristas. Los racionalistas creen que la mente posee un poder de razonamiento y que impone ese poder al mundo de la experiencia sensorial; los empiristas, por otro lado, creen que los procesos mentales reflejan las impresiones sensoriales externas o se construyen sobre las bases de éstas.
Tanto Platón como Descartes adhirieron al extremo racionalista de esta polaridad, en tanto que muchos de los empiristas posteriores, Hume entre otros, reaccionaron frente a ellos. En el siglo XX, el programa de investigación conductista – siguiendo la nomenclatura de Lakatos- fue el resultado de este enfoque empirista y válido por muchos años en el campo de la psicología tanto animal como humana. Este programa adhirió a la concepción clásica de los conceptos, como abstracciones de atributos, con límites definidos y claros. El aprendizaje se desarrollaba en bases asociacionistas y su recorte de estudio fue la conducta observable, la mente un reflejo de la realidad que no valía la pena estudiarse. Su núcleo fue, entonces, antimentalista.
A partir de la segunda mitad del siglo XX, se produce un cambio de programa de investigación, dado que el nuevo presenta un núcleo diferente del anterior. Era menester demostrar las insuficiencias del enfoque conductista y, en segundo lugar, el advenimiento de la computadora daría el impulso final para esta nueva ciencia. Nos referimos aquí al cognitivismo, cuyo núcleo es la mente. Los cognitivistas abrazan al racionalismo. Las cuestiones planteadas por Descartes y sus contemporáneos, se han convertido, unos siglos más tarde, en el objeto de psicólogos, lingüistas y neurocientíficos. No sólo eso, las reflexiones cartesianas como posible autómata son hoy centrales en toda la esfera de la inteligencia artificial.
Si bien dentro del cognitivismo, el procesamiento de información no puede dar total cuenta de la formación de conceptos y el aprendizaje, se ha abierto un camino para futuras investigaciones dentro de esta área. La concepción clásica de los conceptos se ha visto reemplazada por teorías probabilísticas, donde el concepto ya no es delimitado, sino que posee límites difusos y forma parte de una red en la cual, podríamos decir, "interactúa".
Así como el programa conductista fue reemplazado, a causa de sus limitaciones y anomalías, por el nuevo programa cognitivista, debemos recordar que el conductismo surge de los excesos y anomalías no resueltas del programa anterior. Cabe destacar, entonces, que si bien el nuevo programa puede presentarse como progresivo, en términos de Lakatos, es notable y evidente nunca está dada la última palabra en cuanto a conocimiento se refiere. Seguiremos, entonces, haciéndonos la pregunta que no ha sido totalmente contestada:
¿Cómo llega una persona a conocer algo?
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