¿Cuántas veces te has dicho “Yo no puedo hacer eso”?, sin siquiera haber intentado. Y efectivamente NO lo puedes hacer. ¿Cuántas veces has tenido miedo al fracaso, a lo que todavía no sucede y sufres por ese miedo? ¿Cuántas veces habiendo logrado todo lo que quieres y siendo “feliz”, empiezas a pensar que “no puede ser todo tan perfecto” y que algo malo tiene que suceder? Todo lo anterior tiene que ver con la autoestima. Ésta como su nombre lo dice, quiere decir la estima en que te tienes, o el amor que te tienes a ti mismo, la manera en cómo te aprecias. Esto es el resultado de la seguridad y éxito que manejes en tu vida.
Son demasiadas las personas, por desgracia, que sin importar su nivel de educación, sexo, edad, posición económica, etc. padecen de miedo al fracaso, y aunque algunas tienen éxito, el miedo a perder sus logros es mayor a la satisfacción que tienen. Muchas veces las personas ponen en duda sus capacidades y se sienten inseguras, son demasiado autocríticas y nunca están satisfechas, o terminan por no obtener sus objetivos debido a esta inseguridad acompañada del miedo.
Normalmente una persona con baja autoestima es una persona pasiva, ya que se siente víctima de todo y de todos, es una persona conformista que no arriesga y se dice que “más vale malo por conocido que bueno por conocer”. Es una persona que rechaza cualquier reconocimiento que se le haga, pues “no es para tanto”. Siempre se está minimizando, y por lo tanto no se compromete. Probablemente durante su infancia fue constantemente comparada con alguien, “te deberías parecer a...” , “deberías ser como….”. Son las personas que han absorbido los mensajes negativos que se le han mandado tales como “¿no te da vergüenza?” “eres un inútil, un vago, un bueno para nada, etc.”
También existe la baja autoestima agresiva. Esta corresponde al egocéntrico, al posesivo, al mentiroso, al burlón, al majadero, al que no respeta, al que no coopera, al prepotente, al irresponsable, etc. Ésta es la persona a la que se le ha dicho primero tú, luego tú y siempre tú, “no te juntes con esos niños que no son igual a ti”, “no prestes tus juguetes porque te los van a romper” , “si te portas buena gente con ellos, te van a ver la cara”. Todos estos mensajes van haciendo que la persona se vuelque en sí misma y no sea capaz de relacionarse con el mundo.
El secreto para tener una buena autoestima es la Humildad entendida como el conocer mis límites y mis capacidades. Es tener aceptación, respeto y amor por mi mismo y también por los demás. Es saber que cualquier empresa que inicie tiene un riesgo, el cual, si conozco realmente mis capacidades y mis límites puedo o no emprender. Es tener objetivos bien definidos y saber que lo que yo quiero y lo que yo soy, depende básicamente de mí y de nadie más. Es saber manejar el reconocimiento y la responsabilidad de una manera asertiva y congruente. Es saber que el único verbo que siempre va a funcionarme es el verbo “querer”. El verbo poder está sujeto al verbo “querer”. En otras palabras, “qué tanto puedo, depende de qué tanto quiero” lograr algo. Por ejemplo: el bajar de peso para unas personas es más fácil que para otras debido a su fuerza de voluntad, es decir, al grado de querer realmente lograr su objetivo. Recordemos que Programación Neurolingüística postula que somos un sistema que trabaja unido, es decir mente y cuerpo trabajan juntos.
“La gente que se siente bien consigo misma produce resultados positivos”.
Hay que entender que la autoestima es un estado mental. Es la manera en que piensas de ti mismo. Es confianza, valoración y respeto por uno mismo. Está constituida por sentimientos positivos que reflejan una actitud positiva en que realmente crees que puedes lograrlo, actitud contraria a la pesimista y pasiva en la que piensas que no vale la pena el intento pues el fracaso es inminente.
La clave para alcanzar una autoestima elevada es la disposición para asumir la responsabilidad de tus sentimientos y de tus pensamientos. Aquí es donde PNL entra en acción. Llegamos a la vida adulta con una serie de vivencias, que en ocasiones no podemos manejar y caemos en actitudes de culpa, enojo, depresión, miedo, etc. La Programación Neurolingüística nos ayuda a retomar todas esas capacidades que creíamos haber perdido en el camino y nos enseña a poder manejar nuestras emociones de una manera asertiva y sana para nosotros y para los demás.
El ingrediente principal de una baja autoestima es el miedo, ya que éste paraliza cualquier intento de movimiento. Es la expectación del mal. Por lo tanto, el ingrediente principal de una alta autoestima es la seguridad, ya que ésta siempre nos lanzará hacia delante. Es la expectación del bien.
Te propongo un ejercicio para elevar tu autoestima:
Piensa en un momento en el que hayas estado perfectamente seguro de ti mismo, y que esta seguridad te haya permitido salir adelante. Puede ser en cualquier etapa de tu vida pasada.
Cierra tus ojos y viaja a ese lugar. Revívelo completamente. Ve en qué lugar te encuentras y cómo es. Escucha los sonidos y/o voces que hay ahí, respira profundamente y déjate sentir esta seguridad que te saca adelante en este momento específico. Toca la parte de tu cuerpo donde sientes con más fuerza esta seguridad y vuelve a respirar profundamente. Ponle un color, el primero que se te venga a la mente a esta sensación de seguridad y nuevamente respira profundamente dejándote bañar por este color. Goza por unos instantes de esta sensación observando y sintiendo su color y manteniendo tus manos en el lugar dónde se encuentra.
Ahora abre tus ojos y date cuenta que esta seguridad es parte tuya, que ya la conocías y que has empleado en otras ocasiones.
Ahora cada vez que necesites seguridad, puedes acceder a ella con solo cerrar tus ojos, tocando la parte de tu cuerpo donde se encuentra integrada, visualizando y sintiendo el color que tiene, al mismo tiempo que respiras profundamente.
Si crees necesario, puedes hacer este ejercicio, con diferentes situaciones específicas, donde tú hayas manejado la seguridad, procurando tocar ese sentimiento en el mismo lugar y con el mismo color, para que se vaya formando una programación efectiva de seguridad que elevará tu autoestima.
Termino con estos dos pensamientos:
“Nadie puede hacerte sentir inferior sin tu consentimiento.”
“No hay límites para lo que puedes hacer, pero necesitas empezar.”
Son demasiadas las personas, por desgracia, que sin importar su nivel de educación, sexo, edad, posición económica, etc. padecen de miedo al fracaso, y aunque algunas tienen éxito, el miedo a perder sus logros es mayor a la satisfacción que tienen. Muchas veces las personas ponen en duda sus capacidades y se sienten inseguras, son demasiado autocríticas y nunca están satisfechas, o terminan por no obtener sus objetivos debido a esta inseguridad acompañada del miedo.
Normalmente una persona con baja autoestima es una persona pasiva, ya que se siente víctima de todo y de todos, es una persona conformista que no arriesga y se dice que “más vale malo por conocido que bueno por conocer”. Es una persona que rechaza cualquier reconocimiento que se le haga, pues “no es para tanto”. Siempre se está minimizando, y por lo tanto no se compromete. Probablemente durante su infancia fue constantemente comparada con alguien, “te deberías parecer a...” , “deberías ser como….”. Son las personas que han absorbido los mensajes negativos que se le han mandado tales como “¿no te da vergüenza?” “eres un inútil, un vago, un bueno para nada, etc.”
También existe la baja autoestima agresiva. Esta corresponde al egocéntrico, al posesivo, al mentiroso, al burlón, al majadero, al que no respeta, al que no coopera, al prepotente, al irresponsable, etc. Ésta es la persona a la que se le ha dicho primero tú, luego tú y siempre tú, “no te juntes con esos niños que no son igual a ti”, “no prestes tus juguetes porque te los van a romper” , “si te portas buena gente con ellos, te van a ver la cara”. Todos estos mensajes van haciendo que la persona se vuelque en sí misma y no sea capaz de relacionarse con el mundo.
El secreto para tener una buena autoestima es la Humildad entendida como el conocer mis límites y mis capacidades. Es tener aceptación, respeto y amor por mi mismo y también por los demás. Es saber que cualquier empresa que inicie tiene un riesgo, el cual, si conozco realmente mis capacidades y mis límites puedo o no emprender. Es tener objetivos bien definidos y saber que lo que yo quiero y lo que yo soy, depende básicamente de mí y de nadie más. Es saber manejar el reconocimiento y la responsabilidad de una manera asertiva y congruente. Es saber que el único verbo que siempre va a funcionarme es el verbo “querer”. El verbo poder está sujeto al verbo “querer”. En otras palabras, “qué tanto puedo, depende de qué tanto quiero” lograr algo. Por ejemplo: el bajar de peso para unas personas es más fácil que para otras debido a su fuerza de voluntad, es decir, al grado de querer realmente lograr su objetivo. Recordemos que Programación Neurolingüística postula que somos un sistema que trabaja unido, es decir mente y cuerpo trabajan juntos.
“La gente que se siente bien consigo misma produce resultados positivos”.
Hay que entender que la autoestima es un estado mental. Es la manera en que piensas de ti mismo. Es confianza, valoración y respeto por uno mismo. Está constituida por sentimientos positivos que reflejan una actitud positiva en que realmente crees que puedes lograrlo, actitud contraria a la pesimista y pasiva en la que piensas que no vale la pena el intento pues el fracaso es inminente.
La clave para alcanzar una autoestima elevada es la disposición para asumir la responsabilidad de tus sentimientos y de tus pensamientos. Aquí es donde PNL entra en acción. Llegamos a la vida adulta con una serie de vivencias, que en ocasiones no podemos manejar y caemos en actitudes de culpa, enojo, depresión, miedo, etc. La Programación Neurolingüística nos ayuda a retomar todas esas capacidades que creíamos haber perdido en el camino y nos enseña a poder manejar nuestras emociones de una manera asertiva y sana para nosotros y para los demás.
El ingrediente principal de una baja autoestima es el miedo, ya que éste paraliza cualquier intento de movimiento. Es la expectación del mal. Por lo tanto, el ingrediente principal de una alta autoestima es la seguridad, ya que ésta siempre nos lanzará hacia delante. Es la expectación del bien.
Te propongo un ejercicio para elevar tu autoestima:
Piensa en un momento en el que hayas estado perfectamente seguro de ti mismo, y que esta seguridad te haya permitido salir adelante. Puede ser en cualquier etapa de tu vida pasada.
Cierra tus ojos y viaja a ese lugar. Revívelo completamente. Ve en qué lugar te encuentras y cómo es. Escucha los sonidos y/o voces que hay ahí, respira profundamente y déjate sentir esta seguridad que te saca adelante en este momento específico. Toca la parte de tu cuerpo donde sientes con más fuerza esta seguridad y vuelve a respirar profundamente. Ponle un color, el primero que se te venga a la mente a esta sensación de seguridad y nuevamente respira profundamente dejándote bañar por este color. Goza por unos instantes de esta sensación observando y sintiendo su color y manteniendo tus manos en el lugar dónde se encuentra.
Ahora abre tus ojos y date cuenta que esta seguridad es parte tuya, que ya la conocías y que has empleado en otras ocasiones.
Ahora cada vez que necesites seguridad, puedes acceder a ella con solo cerrar tus ojos, tocando la parte de tu cuerpo donde se encuentra integrada, visualizando y sintiendo el color que tiene, al mismo tiempo que respiras profundamente.
Si crees necesario, puedes hacer este ejercicio, con diferentes situaciones específicas, donde tú hayas manejado la seguridad, procurando tocar ese sentimiento en el mismo lugar y con el mismo color, para que se vaya formando una programación efectiva de seguridad que elevará tu autoestima.
Termino con estos dos pensamientos:
“Nadie puede hacerte sentir inferior sin tu consentimiento.”
“No hay límites para lo que puedes hacer, pero necesitas empezar.”
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