Soberbia, Orgullo, Vanidad- Humildad, Modestia, Sencillez

La siguiente parábola, nos da la oportunidad de poder ver y oír, ver y oír lo que decimos y hacemos, - la parábola comprende lo siguiente:

Soberbia y orgullo , altivez, arrogancia, vanidad, etc.
Como antónimos tenemos: humildad, modestia, sencillez, etc.
El orgullo es disimulable, e incluso apreciado,
cuando surge de causas nobles o virtudes, mientras que a la soberbia se
la considera como el deseo de ser preferido a otros, basándose en la
satisfacción de la propia vanidad, del Yo o ego.
Por ejemplo, una persona soberbia jamas se "rebajaría" a pedir perdón, o ayuda, etc.


En el orgullo se define a aquella persona que se envanece a si misma, olvidando a sus semejantes.
Genéricamente se define como la sobrevaloración del Yo respecto de otros por superar,alcanzar o superponerse a un obstáculo, o bien en alcanzar un
status elevado .
También se puede definir la soberbia como la creencia de que todo lo que uno hace o dice es superior, - y que se es capaz de superar todo lo que digan o hagan los demás.
También se puede tomar la soberbia en cosas vanas y vacías
(vanidad) y en la opinión de uno mismo exaltada a un nivel desmesurado.



Un sábado, Jesús fue a comer en casa de uno de los jefes de los
fariseos, y éstos estaban espiándolo. Mirando cómo los convidados escogían los primeros lugares, les dijo esta parábola:

“Cuando te inviten a un banquete de bodas, no te sientes en el lugar principal, no sea que haya algún otro invitado más importante que tú, y el que los invitó a los dos venga a decirte: ‘Déjale el lugar a éste’, y tengas que ir a ocupar, lleno de vergüenza, el último asiento.
Por el contrario, cuando te inviten, ocupa el último lugar, para
que, cuando venga el que te invitó, te diga: ‘Amigo, acércate a la cabecera’. Entonces te verás honrado en presencia de todos los convidados. Porque el que se engrandece a sí mismo, será humillado; y el que se humilla, será engrandecido”.

Luego dijo al que lo había invitado: “Cuando des una comida o una cena,
no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes,
ni a los vecinos ricos; porque puede ser que ellos te inviten a su vez, y con eso quedarías recompensado.
Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a
los lisiados, a los cojos y a los ciegos; y así serás dichoso, porque ellos no tienen con qué pagarte; pero ya se te pagará, cuando resuciten los justos”.

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