Naranja casi Azul

Cambio de luces y se aligera la brisa
conducta de Dioses que alarga mi risa
la playa de las dos orillas…
Se detiene la alondra en apartada isla,
tenían largas patas los flamencos en
la laguna,
y la naturaleza ardiente por el verano
cobraba vida de repente.
Quizá la fresca y aromática mar, me
insufle la vida.
Romántica puesta de sol y amaneceres
nuevos.
Cuerdas que se aflojan y se tensan en la
ciénaga del olvido,
jamás prestando atención ante el inminente
final.
Salvaje naturaleza voraz que todo lo detiene
muerde o sorbe.
Luces y sombras de pasiones nómadas,
asilo de bellos felinos de gran tamaño,
quisiera recordar la puerta del picaporte
gris.
Donde dicen que esta guardada la chaqueta
verde.
Que contiene el aroma del oro embotellado,
destino de alquimista que vive abrumado,
¡Arrolladora puerta!
¿Qué hay en tu interior?, antes de pasar por
una de las tres que me ofreces, pensaré
que voy a hacer.
Me quedo ensimismada pensando y sin darme
cuenta pasan seis años.
Después decido elegir y elijo, la número dos.
En el vestíbulo hay una silla y sentada en ella
una mujer madura que me saluda, yo le contesto
y me indica que pase a una sala contigua.
Al llegar a ella solo hay luz, luz cegadora…
grandes ventanales abiertos con visillos blancos
que golpeados por el aire se mueven alocados.
¿Espero a alguien?, ¿Me siento?, ¿Qué hago?
Entiendo que tengo que buscar algún objeto en
ese salón, y empiezo a mirar por todos lados,
de repente brilla algo en el interior de un jarrón,
me acerco y encuentro una llave, ¿Qué abre?
La llave parece de oro, la muerdo un poco y
se transforma en unos zapatos rojos, me los pongo
y se convierten en una chaqueta verde, me la echo
encima y finalmente comprendo todo.

Carmen Rochera Parra 21/06/2011 14:11h.

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