He limpiado mi alma
del barro y la sal,
de los grumos de ese
cacao instantáneo,
y de todas las cosas
que he tenido que tragar
me duele la garganta...
¡sin duda por hablar!
hablar de estupideces
que no me curaran...
cuando empecé a limpiarme
descubrí la eternidad
y las flores brillaban,
alejándose la oscuridad
soñé la brisa
y la brisa
me vino a buscar...
soñé la amapola
y un tapiz púrpura
se extendía sin cesar
escuche el canto
de aves nunca antes conocidas...
avenidas de amor,
en dos direcciones,
estremecerse la hierba
bajo mis pies,¡hermosa!
alondras caprichosas
de edenes ya marchitos
vislumbre el camino
al fondo...
¡divino estanque!
hermosas aguas quietas
abriéndose grietas
en grutas con cavernas
la piel se desplomaba
el cielo se largaba
haciéndome su hueco
la hermosa tierra regada
de pronto me alejaba
sintiéndome ligera
como una enredadera
de verde esmeralda
trepando por los muros
empapada por la lluvia
sirviéndome de coraza
que esconde a las arañas...
creyéndome distinta,
alegre, juguetona...
pidiéndome ir a mi antojo
allá donde yo quiera
sin enfado ni enojo
que otros traen en mi...
limpia, fresca, libre
ando cual verbena,
lirio o violeta
cubierta y repleta
a plena luz solar,
abrigada por la tierra
cubierta por el cielo
sin mas techo
que el que las nubes dan...
Carmen Rochera
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