Esa bruma inesperada y ausente
precipítate ingobernable lujuria,
donde aun reposo en laxitud sonora...
Remojado y oscuro el vello brilla
en su negror relegado,
ni pupilas, ni pechos, ni enredados
estábamos para envenenarnos.

Los nardos de tu aroma
lleva en todo, una atmosfera incipiente
y otorgados los prestamos de enojo
vivo delirando que esa ausente bruma
me llene de desesperado...

Volcán inconstante, fieltro tapado, enmohecido,
furiosa diosa de rostro divino,
que supo engendrar mi amor constante...
Mas allá del simbolismo quizás aplastante
tus ojos Orus, vi radiantes, y los arcos
en grados dividos y los viejos arcanos
desmedidos y tu voz conocida por mi
desde antaño, espejismo trivial o luz eterna...

Sitúo el presente en su sitio y miro hacia
delante de un camino que aun no he andado
presentando lo máximo y celeste como parte
inequívoca de este paño.

Sabes bien de mi imperfección, aun así me quieres...
sabes de mis defectos y mis fallos,
Pero tienes esperanza brillante de mi, en ti
y eso me anda fortificando,
parte de mi no cabe de dicha, parte de mi se revela...
Aun así entiendes como y cuando,
nunca mas seré la que fui en el pasado...

Carmen Rochera

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